Europa Central es un paraíso para los amantes de la repostería. Cada ciudad guarda recetas que combinan tradición, historia y ese toque artesanal que hace que cada bocado sea una experiencia.
En este viaje por Berlín, Praga, Budapest y Viena, te invitamos a descubrir sus dulces más típicos, sus cafés con encanto y esa magia que solo se encuentra entre aromas de vainilla, chocolate y masa recién horneada.
🥧Berlín: sabor a historia en cada pastel
La pastelería berlinesa combina tradición y creatividad, con dulces que nacieron en tiempos de la monarquía y hoy se disfrutan en modernas cafeterías.
Entre los clásicos, destaca el Berliner Pfannkuchen, una especie de donut relleno de mermelada (sin agujero, por supuesto), que se disfruta especialmente en carnavales y fiestas populares. También vas a encontrar el Streuselkuchen, un pastel con migas crujientes y frutas, perfecto para acompañar con un café.
Y si te tienta algo más contemporáneo, los cafés de Kreuzberg o Prenzlauer Berg reinventan la repostería tradicional con toques gourmet que te van a sorprender.

🍦 Praga: dulzura bohemia
En la capital checa, la repostería es parte del alma del país. En sus calles empedradas, el aroma del Trdelnik —una masa enrollada, dorada al fuego y cubierta de azúcar y canela— acompaña a los paseos por el centro histórico.
Aunque muchos lo consideran un dulce “turístico”, su sabor y textura conquistan a todos. También vale la pena probar los koláče, pastelitos de masa esponjosa rellenos de ciruela o queso dulce, muy típicos en las panaderías locales.
En Praga, cada cafetería es una invitación a hacer una pausa y disfrutar la vida al estilo checo: con algo dulce y una sonrisa.

☕Budapest: elegancia y tradición en cada postre
La repostería húngara es una de las más refinadas de Europa. En sus vitrinas, cada pastel es una pequeña obra de arte.
El más famoso es la Dobos torta, una torta de capas de bizcochuelo, crema de manteca de chocolate y una fina cubierta de caramelo crocante. Otro clásico es el Rétes, el strudel húngaro, relleno de manzana, cereza o amapola, que se sirve tibio y espolvoreado con azúcar impalpable.
Y, por supuesto, no puede faltar una visita al Café Gerbeaud, una joya histórica donde cada detalle —desde las lámparas hasta la vajilla— te transporta a la época dorada del Imperio Austrohúngaro.

🍰Viena: la capital del café y los pasteles
Viena es sinónimo de elegancia… y de repostería perfecta. En sus legendarias cafeterías, los dulces se convierten en parte de un ritual que combina arte, historia y placer.
La estrella indiscutible es la Sachertorte, una torta de chocolate con mermelada de damasco y un glaseado brillante, creada en el siglo XIX y famosa en todo el mundo. Pero hay mucho más por descubrir: el Apfelstrudel, con finas capas de masa rellenas de manzana y canela, o el Esterházy torte, con almendras y crema de vainilla, son auténticos símbolos vieneses.
Sentarse en un café tradicional, pedir un trozo de pastel y observar el movimiento de la ciudad es una de esas experiencias que definen un viaje.

✨ Un viaje tan dulce como inolvidable
Desde las cafeterías berlinesas hasta las confiterías vienesas, este recorrido invita a saborear Europa con calma. Porque viajar también es descubrir los pequeños placeres: el aroma del café recién hecho, el crujir del caramelo, el primer bocado de un pastel perfecto.
Viví con nosotros esta experiencia gourmet por Berlín, Praga, Budapest y Viena, y descubrí que la historia más dulce de Europa se cuenta… ¡en cada postre! 🍮☕