Hablar de Italia es hablar de su gastronomía, y dentro de ella, el queso es un protagonista indiscutible. Cada región tiene su propia especialidad, resultado de siglos de tradiciones y de un profundo respeto por la materia prima. Desde el norte alpino hasta la soleada Sicilia, cada bocado es un pasaporte a un territorio, una historia y un estilo de vida.
Norte de Italia: intensos y elegantes
En el Valle de Aosta, el Fontina es el rey, un queso semiblando de sabor mantecoso que se funde en la tradicional fonduta. En Lombardía, el Gorgonzola, con su cremosidad y vetas azules, es un símbolo del queso italiano con carácter. Más al este, en Véneto, el Asiago ofrece versiones jóvenes y suaves o añejas e intensas, perfectas para maridar con vinos locales.
Centro de Italia: tradición y versatilidad
Toscana y Umbría son tierras de Pecorino, un queso de oveja con múltiples variantes, desde el fresco y suave hasta el curado con notas intensas y picantes. En Emilia-Romaña, la cuna del Parmigiano Reggiano, se produce este queso de fama mundial, envejecido hasta 36 meses para obtener su característico sabor umami y textura granulada.
Sur de Italia: carácter y autenticidad
La Campania nos regala la inconfundible Mozzarella di Bufala, cremosa y delicada, ideal para una ensalada Caprese. En Puglia, el Burrata, con su corazón de nata y hebras de mozzarella, es puro deleite en cada bocado. En Cerdeña, el Pecorino Sardo resalta con su intensidad, mientras que Sicilia presume del Ragusano, un queso curado y perfumado que refleja el alma de la isla.
Italia no solo es un país, es un viaje de sabores que te lleva a descubrir la diversidad de su territorio a través de sus quesos. La próxima vez que disfrutes un trozo de Parmigiano, Mozzarella o Gorgonzola, recuerda que en cada uno hay siglos de historia y pasión.